El Cerro de San Miguel podría parecer un monte cualquiera a simple vista. Sin embargo, detrás de su cuerpo se esconden decenas de historias sobre apariciones de brujas. Cuentan los habitantes de la zona que por las noches, las brujas descienden de lo más alto del cerro, sin llegar hasta la capilla, y luego bajan estrepitosamente como bolas de fuego para buscar niños o jóvenes enamorados a quienes asechar.