Leyendas de Puebla: La hechicera de San Martín Texmelucan

En una población cercana a San Martín Texmelucan, en el estado de Puebla, vivía una mujer a la que se le conocía con el nombre de Eduarda, toda la gente le temía porque tenían la seguridad de que era una hechicera muy poderosa.

La hechicera se acercaba a los infantes y les acariciaba bruscamente, hasta hacerlos llorar, y si los padres se atrevían a reclamarle y le apartaban al infante de su vista ella de inmediato montaba en cólera, amenázandolos con que se iban a arrepentir. Así sucedía, al cabo de corto tiempo, al niño le empezaba a doler la cabeza, hasta volverse insoportable para más tarde morir irremediablemente.

Pero lo más increíble y espeluznante era que, el niño objeto de sus malas artes, a los pocos minutos de fallecido, se momificaba, es decir que se le hundían los ojos y su piel se secaba hasta quedar convertido en un ser espantoso.

Las personas que ya la conocían y en la imposibilidad de esconder a sus hijos por la sorpresa, se dirigían a ella de la siguiente manera:

– Eduardita, Eduardita, aquí está mi niño, por favor acarícielo usted.

La hechiera jugueteaba con el niño, besándolo, llenándolo de saliva por todo su cuerpoy lo mordisqueaba hasta hacerlo llorar. Hasta ese momento lo devolvía a sus padres, con las siguientes palabras:

– ¡Tengan a su chamaco llorón! antes de que me arrepienta.

Así vivió por muchos años en esta población, a donde fueron incontables personas las que murieron a manos de ese ser infernal, a quien ningún conjuro, oficio religioso o persona pudiera afectarla.