A dos kilómetros del centro de Zacatlán se encuentran los restos de una ciudad antigua. En el pequeño poblado de San Pedro Atmatla, quedan solo los cimientos de lo que sería el punto neurálgico principal de este emblemático pueblo mágico. Se trata de los paredones en Zacatlán, un lugar que encierra misterio e historias que se difunden clamorosas por el territorio poblano.
La ciudad que nunca fue
Los viejos paredones en Zacatlán se empezaron a construir en 1524, para erigir lo que sería la iglesia de la población. En este sitio se iba a erigir la ciudad de Zacatlán con un templo dedicado al apóstol San Pedro. Sin embargo, por motivos todavía desconocidos y misteriosos se abandonó el proyecto. Algunos creen que fue debido a una terrible epidemia que diezmo a la población, por lo que se tuvo que evacuar al pequeño poblado para que los sobrevivientes no contrajeran la enfermedad. Otros apuntan a que fue un rayo el que destruyó la edificación y por ello tuvo que ser abandonada.
Poco a poco el pueblo fue abandonado. Las casas que se habían construido se vinieron abajo y las chozas de los indígenas fueron quemadas, hasta que no quedó indicio de la existencia de que una vez fue una próspera comunidad. Solo quedaban los muros de la iglesia, en medio de una soledad que reinaba en el lugar. Hay historias que cuentan que los viejos paredones en Zacatlán encierran un tesoro que fue dejado por los españoles en su precipitada huida, cuando escapaban de los estragos de la terrible epidemia que azotó el poblado.
El tesoro de los paredones en Zacatlán
También se cuenta que, a un lado de los paredones en Zacatlán, existe un subterráneo que da hasta la ubicación de un tesoro. Quienes han tenido la fortuna de descubrir la entrada y han penetrado con la idea de hacerse con el botín, al deslumbrarse con el brillo de las riquezas ahí ocultas, se vuelven codiciosas y este detalle termina siendo su perdición. Al tratar de tomar algún objeto, todo el bello espectáculo del oro amontonado desaparece de repente, se esfuma ante los ojos del codicioso.
¿Te animas a buscar el tesoro? Los paredones se encuentran sobre camino a San Miguel Tenango, después de la desviación en el puente “La Marimba”. Todos los días llegan los curiosos hasta este punto en San Pedro, aunque algunos simplemente lo hacen para disfrutar de un rato al aire libre y conocer de cerca el pasado antiguo de Zacatlán.