LOCACIÓN DE PELÍCULA
En una parte de la Reserva de la Biósfera, en el Jardín Botánico Helia Bravo Hollis, más específico aún en lo que en la actualidad se encuentra el área de las cabañas, allí por los años 90 se filmó una película titulada: “La ley de Herodes”, dirigida por Luis Estrada que tuvo mucha repercusión en México, ya que no se permitió en los inicios que se proyectara y luego que saliera del ámbito nacional, más allá que todos los esfuerzos para “enlatarla” no dieron sus frutos y llegó a ser vista por quien quisiera y vendida en todas partes dentro de las películas piratas.
Habla de la política que se llevaba adelante en el país y que por primera vez nombraba al partido gobernante con sus tres letras con las cuales se reconoce: PRI, corrupto y dictatorial como dijo Mario Vargas Llosa: México es “una dictadura perfecta”, que se mantuvo en el poder durante más de 70 años, para que por primera vez en su historia ganara la oposición, durante 12 años gobernaron los del PAN, para luego regresar el PRI, hasta en la actualidad donde se ha concretado otro cambio.
En un pequeño pueblo que para los efectos fue construido en la Reserva, “San Pedro de los Saguaros”, como se le llamó en el film, el partido en el gobierno, necesitaba un nuevo Presidente Municipal ya que al anterior se le había pasado la mano en el abuso y en su recaudación de impuestos, los pobladores hartos de sus artimañas para sacarles lo poco que tenían, unidos en el cansancio, le cortaron la cabeza y a otra cosa.
Tras la muerte del alcalde del pueblo, Juan Vargas, un infeliz perteneciente al partido en el gobierno, que trabajaba como encargado de un basurero, eso sí, con aspiraciones políticas, es nombrado como Presidente Municipal Interino.
Este acepta creyendo que esa es la oportunidad de cumplir con los sueños que tenía de llegar lejos en esa carrera y llegar a ser un legislador en el Congreso, más allá que va a tener que esperar un poco y cambiar su forma de ver la política para poder ascender.
El Municipio no resulta lo que imaginó, ni siquiera escuela, ni energía eléctrica había y comienza a tener problemas con las “autoridades” que realmente son los que mandan, el cura, la dueña del prostíbulo, un miembro del partido opositor, las complicaciones comienzan a proliferar y decide renunciar.
Va con su jefe para participarlo de su decisión y éste lo obliga a quedarse y le dice que le tocó la Ley de Herodes, ” o te chingas o te jodes”, le entrega como apoyo una Constitución y una pistola.
Vargas descubre que con ello puede hacer lo que quiere y prontamente adquiere el poder aplicando la ley a su manera y enriqueciéndose explotando a los pobladores. A la primera que mata es a la dueña del prostíbulo por negarse a seguir pagándole impuestos y por no respetarlo.
Cuando es acusado por los abusos frente al Secretario, que es quien lo había puesto en ese lugar, cuando llega al pueblo a ver qué es lo que está sucediendo, Vargas también lo asesina y como “castigo” el partido decide premiarlo con una banca en el Congreso, pues a quien mató pertenecía a una fracción disidente que ya no les convenía.
Un incapaz como era Vargas termina siendo: legislador y hablando en frente de todos sus colegas.
Fui en busca del lugar donde quedan vestigios del pueblo creado para la filmación, restos de la cantina, creo.
Allá a lo lejos la divisé, se confundía con el medio ambiente, hecha en adobe, se camufla con el espacio que la rodea y más con lo poco que queda de ella.
El lugar hermoso donde se encuentra, comienzo a fantasear con el pueblo entero cómo se vería en ese paisaje, cuál habrán sido los motivos por los cuales no lo dejaron, pues hubiera sido una buena atracción turística, ya que la mayor parte de los mexicanos conocen la película y se les hizo un fiel espejo de la política en México.
Un lugar para quedarse extasiado mirándolo, viendo los diferentes detalles que a pesar de lo homogéneo que parecería comienza a hacerse presentes, el juego de las formas y las sombras.
Eso si a pleno sol, difícil encontrar un resguardo en donde guarecerse, salvo en algún detalle alto, pues casi toda la vegetación es muy chaparra, no muy cargada de hojas y en todos lados hay espinas, los que crecen para arriba como en este caso los cactus, son quien dependiendo de la hora la proveen.
Son muy pocos los lugares donde uno puede estar sin ser a pleno sol, digamos que uno se vuelve parte, pues proyecta su sombra y con ella cobija a otros aunque sea por unos momentos.
Más allá entre la sombra y la forma, entre encontrar un lugar por donde cruzar para acercarme a donde estaban las “ruinas”, pues el terreno no es fácil de recorrerse, hay grandes hondonadas, profundas, difíciles de bajar por ellas.
Al fin, un sendero que me permitió atravesar y llegué.
Las únicas líneas rectas del entorno, por las cuales se le reconocía.
Restos de unos cuartos.
Un fogón era lo más destacado.
La ventana que permitía percibir el paisaje a través de ella, enmarcándolo y dándole otra relevancia.
Salí del lugar y di la vuelta alrededor.
Me quedé un rato mirando la pared, sobre todo como se mimetizaba con el ambiente, la paz que eso daba, sentir la tierra, los colores ocres y los verdes contrastando con el azul de los cielos, las montañas a lo lejos daban el punto obscuro a la escena y luego la ventana vista desde otro ángulo
Mostraba otra parte del desierto y allá a lo lejos se visualizan algunas de las cabañas en donde para la filmación se creo el pueblo, ese pueblo que se volvía uno con su entorno,
Me puso contenta estar en esa locación y sobre todo encontrarme en ese escenario inmenso, que se pierde a la vista, como única humana en ese momento.