Las crías de murciélagos ‘balbucean’ como los bebés humanos, revela un estudio

Así como pasa con los bebés humanos, las crías de murciélagos con alas de saco imitan los ruidos de sus madres.

Para poder comunicarse en las noches, ellas les enseñan a ‘hablar’ desde edades muy tempranas. Sin embargo, los primeros meses de práctica no son muy exitosos. Por el contrario, el proceso es difícil y, muchas veces, los bebés sólo logran ‘balbucear’ en los primeros intentos.

Un repertorio vocal muy amplio

Los murciélagos con ala de saco, las belugas y los bebés humanos tienen algo en común: todos ‘balbucean’ cuando están aprendiendo a comunicarse. Conocidos también por su nombre científico (Saccopteryx bilineata) requieren de estas habilidades para seguir a sus familias en las noches oscuras. Aunque tienen un ‘repertorio vocal muy amplio‘, en palabras de la historiadora natural Ahana Fernandez, tienen que aprender a usarlo.

La especie se encuentra frecuentemente en las latitudes tropicales del planeta. Específicamente, en Centro y Sudamérica, donde se percha de las palmas y los árboles de copas densas. El caso de los machos es icónico, porque logran marcar sus territorios antes de dejar sus lugares de descanso al anochecer. Así, cuando vuelven en las mañanas, pueden encontrarlo limpio y libre de invasores.PUBLICIDAD

Mientras están fuera, sin embargo, es cuando realmente necesitan su rango vocal. Los que ya alcanzaron la edad adulta llaman a las hembras y se paran enfrente de ellas con las alas extendidas. De los sacos que tienen ahí, desprenden un olor potente a saliva y a orina para cortejarlas. Por eso necesitan aprender a ‘cantar’ bien desde muy jóvenes, según los hallazgos publicados en Science.

¿Un comportamiento innato?

murciélagos
Foto: Getty Images

A diferencia de diferentes especies de ballenas, que sí aprenden habilidades exclusivas de sus familias, los biólogos se cuestionan si ésta es una habilidad innata de los murciélagos de ala de saco. Lo que es una realidad es que se les ha observado ‘balbucear’ a sus madres, como intentando imitar los sonidos que ellas emiten.

Según Fernandez, el comportamiento se observa desde las primeras semanas de vida. Con el paso del tiempo, este ‘balbuceo’ se vuelve más sofisticado, hasta que se integra al canto maduro de los murciélagos adultos. Sin embargo, la experta y su equipo dudan que sea resultado de un aprendizaje cultural.

Cuando alcanzan las 7 semanas de vida, este ‘parloteo’ se convierte en lenguaje. En este tiempo de aprendizaje, los cachorros repiten los mismos sonidos una y otra vez, hasta alcanzar un patrón rítmico. No es hasta que se vuelve más sofisticado que reciben una respuesta de los demás: necesitan un control absoluto sobre sus ‘palabras’ para que puedan, finalmente, comunicarse con sus familias.