Moana es la historia de una intrépida joven, hija de Tui, el jefe de una isla llamada Montunui, nuestra protagonista desea explorar el océano a pesar de que existe una terrible maldición que se expande rápidamente por los mares terminando con la vida tanto dentro como fuera del agua. Para salvar a su comunidad Moana irá en busca de Maui, un semidios a quien señalan como el principal responsable de las tragedias que están pasando en la Tierra.
De este modo Moana y Maui, acompañados de otros personajes como el gallo Heihei (uno de los personajes más graciosos de los últimos años), emprenderán una peligrosa aventura para regresarle su corazón a Te Fiti, la madre de todas las islas, y así revertir la terrible situación que aqueja al mundo entero.
Los directores John Musker y Ron Clements nos cuentan la historia de una princesa más enfocada a nuestros tiempos, al estilo de Valiente o Frozen, el filme tiene como personaje principal a una joven capaz de tomar las riendas de su destino y convertirse no solo en lo que ella realmente quiere ser, sino también en lo que su comunidad y el mundo necesitan.
Hay una buena adaptación de los mitos oriundos de estados como Samoa, Thaití y Fiji sin entrar en algún tipo de controversia cultural. Y aunque Disney ha sido acusado de “blanquear” tanto a personajes como historias provenientes de otras regiones, este no ha sido el caso de Moana, pues si bien no sigue al pie de la letra los citados relatos ancestrales, pretende ser lo más fiel posible al material original.
La película nos muestra un sinfín de paisajes hermosos, los cuales gozan de vivacidad pese a ser producto de la animación generada por computadora, es imposible no maravillarse cada vez que aparecen en pantalla. Además existe un trasfondo ecológico, el cual nos lleva a la reflexión respecto al cuidado de nuestro medio ambiente y la preservación de las áreas naturales. Sin duda es una película que promete convertirse en un clásico de Disney, tanto por el mensaje que transmite como por sus personajes.