Desde tiempos prehispánicos, el pulque se ha conservado como una de las bebidas fermentadas que ha sobrevivido a través del tiempo y la llegada de nuevos productos en las tendencias de consumo.
Se puede consumir fresco y es de color blanco, consistencia viscosa y de agradable olor, porque cuando el aroma es fuerte es que el pulque ya está fermentado de muchos días y está pasado.
Afortunadamente la bebida se ha vuelto a posicionar poco a poco en el mercado, gracias a que nuevas generaciones lo vuelven a consumir, sin que importen los estratos sociales, pues hay que recordar que décadas atrás se consideraba como una bebida exclusiva para los campesinos, gente pobre o población rural.
El pulque, se obtiene de la fermentación del aguamiel, este es la sabia de la planta que no requiere de ningún aditivo para fermentarse. Se fermenta por sus propios microorganismos y se convierte en el pulque después de siete o nueve días y con una graduación de cinco grados de alcohol.
Se trata de una bebida muy sana que por muchas generaciones se ha utilizado prácticamente como un complemento alimenticio debido a que contiene lactobacilos, aminoácidos, vitaminas, minerales, mucho calcio y mucho fósforo, no por nada existe un dicho que asegura que le faltaba un grado para ser bisteck.
Pero para su producción es necesario el agave pulquero, maguey que crece en la región del altiplano mexicano, principalmente entre los estados de México, Hidalgo, Tlaxcala y Puebla, gracias al clima seco y semiseco de la zona y al suelo rocoso volcánico.
En el caso de Puebla, 85 municipios de la Sierra Negra, Valles de Serdán, Sierra Norte y Sierra Nororiental, dedican importante áreas de cultivo para el maguey pulquero.
Tan sólo en la zona que comprenden los municipios de Zacatlán, Chignahuapan, Ahuazotepec, Aquixtla e Ixtacamaxtitlán, se cultivan alrededor de 50 mil hectáreas de agave pulquero.
Por otra parte, cifras de la delegación de la Sagarpa en Puebla, señalan que en el 2015 en la entidad se alcanzó una producción de tres mil 280 hectáreas sembradas, con una producción de 21 mil 600 litros de pulque.
De ahí la importancia de seguir impulsando el cultivo, producción y consumo de esta bebida que es parte del ADN de la cultura mexicana.