El Pais.- El mundo de la comedia perdió ayer a Jerry Lewis, una de sus grandes leyendas. El protagonista de películas como El profesor chiflado, El rey de la comedia o El botones, falleció por causas naturales —siempre tuvo una salud delicada— en su casa de Las Vegas a los 91 años. Todo en su persona era humor. Conocido por su creatividad frenética y por sus obras benéficas, no quedó ajeno a la controversia por sus chistes homófobos, machistas y racistas.

Nacido en Newark (Nueva Jersey) el 16 de marzo de 1926, siempre será recordado por la poderosa pareja que formó con Dean Martin en los cincuenta. Entre sus trabajos más célebres se encuentran también En guerra con el ejército, Loco por Anita, El terror de las chicas o Las joyas de la familia.

Lewis, que hacía siempre de bufón, y Martin, el galán, eran los grandes maestros de la comedia desbaratada. Tenían una capacidad sin igual para transformar en un chiste situaciones realmente delicadas. Esa capacidad les convirtió en una fuerza mayor en Hollywood entre 1949 y 1956. La presencia de ambos fue constante en el cine, la televisión, el teatro y salas de fiesta.

Tras una década, la fama y el ego acabó separando a la pareja. Frank Sinatra, amigo de ambos, logró que volvieran a recuperar la amistad muchos años después. En 2013, rodó su último filme como protagonista Max Rose y hasta el año pasado siguió actuando en Las Vegas, donde había debutado en 1949.

Criado en una familia de artistas judíos de origen ruso, fue un innovador. Desarrolló nuevas técnicas ante la cámara, donde perfeccionó el papel de payasón en comedias muy visuales, y también como director. Incluso se ganó el reconocimiento como escritor. Para la Paramount fue una máquina de hacer dinero. En más de 50 años, sus películas recaudaron unos 800 millones de dólares, una cifra espectacular si se piensan los precios del cine en la época.

Su nombre figura en más de 60 películas, incluyendo su labor como productor. Ocasionalmente también dirigió series de televisión. Sus detractores le reprochaban haber sido demasiado repetitivo con su humor. Como otros artistas caracterizados por una personalidad compleja, era más querido fuera de EE UU, donde se le comparaba con Chaplin y Buster Keaton.

Tuvo que ser ingresado varios días a comienzos de junio en un centro hospitalario en Las Vegas por una infección urinaria. En 1983, había sido operado a corazón abierto y de cáncer de próstata en 1992 y sufrió un infarto en 2006.

La reputación del artista, que no se cortaba al expresar su opinión política, muy conservadora, se vio dañada hace diez años a raíz de una serie de chistes machistas y homófobos durante un telemaratón solidario, en el que por cierto recaudó 63,7 millones de dólares para la Asociación de Distrofia muscular en Estados Unidos. El actor se vio obligado a disculparse.

Lewis logró amasar con su controvertido Teletón, un clásico en la televisión en Labor Day, más de 2.450 millones de dólares hasta 2011, año en el que abandonó su dirección. El mismo se definía como una persona impaciente y su comedia era muy física. También recibió galardones como reconocimiento a su carrera en España y en 2009 fue reconocido con el Jean Hersholt por su labor humanitaria.