¿Conocías la leyenda del mole poblano?

La leyenda del mole poblano cuenta que fue en el Convento de Santa Rosa donde se dio la creación de uno de los platillos típicos de la gastronomía poblana.

Una monja llamada Sor Andrea de la Asunción preparó un platillo especial para el Virrey Tomás Antonio de la Serna y Aragón, Conde de Paredes y Tercer Marqués de la Laguna, quien estaba de visita en la ciudad de Puebla de los Ángeles.

Sor Andrea decidió tostar en una cazuela con manteca varios ingredientes como chile ancho, chile mulato, chile chipotle, chile pasilla; en un comal tostó ajonjolí y en un mortero molió pimienta, clavo, cacahuate, canela, almendras, anís y comino; posteriormente, agregó a la mezcla dos tablillas de chocolate monjil. En otro mortero, machacó ajos asados, cebollas y jitomates, y mezcló todos los ingredientes.

Para finalizar, Sor Andrea puso al fuego en una cazuela de barro la mezcla y agregó las piezas de un guajolote que había cocido previamente.

Todas las hermanas del convento quedaron encantadas al probar el guisado y cuando el Virrey y los comensales degustaron el exquisito platillo quedaron impresionados ante el delicioso sabor y aroma.

La Hermana Sor Marta fue quien nombró este platillo como mole, que en náhuatl significa salsa o guisado. Otra versión dice que cuando el platillo se estaba preparando, una de las monjas expresó ¡que buen mole, hermana!, en referencia a cómo estaba moliendo los ingredientes.